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P9: Plaza de Sant Feliu

Novena parada

Plaza de Sant Feliu

Parece ser que el barrio viejo es un lugar romántico. Un lugar para pasear tranquilamente con la persona enamorada y dejar que la química fluya. Y es que cuando dos personas están en sintonia, se dice que hay química entre ellas.
Plaza de Sant Feliu. Foto Alex Ambit.
De hecho, esta expresión tiene un fundamento científico. Estudios recientes indican que una mayor cantidad de determinadas moléculas se encuentran presentes en el cerebro de las personas enamoradas. Aunque los nombres parecen complicados, seguro que algunos nos son familiares: testosterona, estrógeno, dopamina, norepinefrina, serotonina, oxitocina y vasopresina.

Las dos primeras moléculas son feromonas: hormonas que se relacionan con las fases más sexuales de la relación, que incluyen la atracción por el otro. Está demostrado el papel de estas hormonas en los animales: los machos de determinadas especies pueden detectar muy pequeñas cantidades de estas hormonas que liberan las hembras en celo. Por ejemplo, una sola molécula de feromona emitida por una mariposa de seda, es capaz de atraer el macho de la especie. De hecho, en muchos dispositivos para capturar insectos, como abejas y hormigas, se utilizan estas hormonas.

Las moléculas de dopamina, norepinefrina y serotonina son neurotransmisores: son sustancias químicas que permiten la comunicación entre neuronas. En algunos casos sus efectos son similares a los de la adrenalina. Su presencia se relaciona con el enamoramiento inicial, que a veces se traduce en un comportamiento similar al de una enfermedad: no se puede pensar en nadie más que en la persona amada.

Las dos últimas, la oxitocina y la vasopresina se relacionan más bien con las relaciones de larga duración. Últimamente se han publicado estudios que revelan que la oxitocina actúa en regiones del cerebro asociadas con comportamientos sociales y emocionales, como por ejemplo, la confianza. Sus efectos, sin embargo, se ven modificados si actúa conjuntamente con otras moléculas.

Dopamina

Durante años, sin embargo, la estrella ha sido la feniletilamina. Es una molécula de la familia de las anfetaminas que se asocia a estados de euforia física y psicológica de corta duración, como los provocados por el ejercicio físico. Algunas de las moléculas mencionadas anteriormente pueden haberse formado como consecuencia de la presencia de feniletilamina en el cerebro. Hay hipótesis que relacionan el enamoramiento impulsivo con esta molécula. Así, se explicaría por qué esta fase del amor dura relativamente poco: el organismo se acostumbra a esta sustancia y después de un tiempo el cuerpo ya no reacciona de la misma forma que al principio. Sin embargo, esta hipótesis no ha sido todavía suficientemente comprobada.

John Paul Young – Love Is In The Air (1978)

¿Lo sabías?

Muchas personas que han sufrido un desengaño amoroso se consuelan comiendo chocolate. Este alimento es especialmente rico en feniletilamina. Podría tratarse, pues, de una especie de automedicación contra el síndrome de abstinencia que causa la falta de esta sustancia.